Una lloradita… y a seguir (pero no como antes)
Spoiler: no necesitas demostrar nada. Necesitas escucharte más.
El que más entrena, la que mejor come, el que gana más dinero, la que nunca se cansa, el que siempre está feliz, la que puede con todo.
Yo lo he sentido. Muchas veces.
Y te confieso algo: nos pasamos.
Claro que creo en el desarrollo personal, en el autoconocimiento, en crecer como personas.
De hecho, son los descubrimientos más importantes de mi vida y además, lo comparto (con la ayuda de mi maridinchi, que es mi compañero de aventuras y aprendizajes).
Pero también creo en el descanso.
Creo en parar para coger aire.
Creo en soltar la mochila de la autoexigencia antes de que nos aplaste.
Porque si no, ¿de qué sirve todo esto?
La autoexigencia sin meta
Vivimos en un mundo donde siempre hay que ser más.
Más productiva.
Más disciplinado.
Más fit.
Más exitoso.
Más feliz.
El mejor amigo, la madre coraje, el hijo entregado y la nuera estrella.
Y, sin darnos cuenta, empezamos a correr una carrera que no tiene línea de meta.
Porque siempre habrá algo que podrías estar haciendo mejor.
Y cuando no llegas (porque es imposible llegar a todo), te machacas.
Te dices que no eres suficiente. Que no estás haciendo lo suficiente.
Que deberías ser más fuerte, más constante, más perfecto.
Pero la verdad es que no puedes con todo.
Y no pasa nada.
Porque no se trata de hacer más.
Se trata de hacer lo que importa.
Soltar el peso
Cuando era pequeña, si me agobiaba, me daban ataques de llanto.
Colapsaba.
Me bloqueaba.
Y me decía:
“Venga, una lloradita… y a seguir.” Porque está bien no poder siempre con todo.
Pero con el tiempo me di cuenta de que no es solo llorar y seguir como si nada.
No es solo soltar la emoción para volver a exigirme lo mismo de antes.
Es llorar, parar, mirar qué está pasando…
y decidir con amor cómo seguir ( y si quieres seguir en lo mismo).
Porque a veces lo que necesitas no es empujarte más.
Es abrazarte más. Es pedir ayuda. Apoyarte en los que te quieren. Libremente.
Daté permiso para no hacer nada. Para pensar. Redirigir.
Y volver con más claridad, más calma, más tú.
Menos presión, más compasión
🌿 1. Haz una pausa consciente
Cuando sientas que no llegas, en vez de empujarte más, para.
Respira.
Escucha lo que te estás diciendo.
Pregúntate: “¿Esto me está ayudando o me está hundiendo?”
🌿 2. Permítete descansar sin culpa
Al contrario de lo que nos han dicho descansar no es perder el tiempo.
Es recuperar fuerzas.
Es buscar el espacio para reconectar contigo.
🌿 3. Aprende a pedir ayuda y reconoce que no eres una súper woman
No tienes que hacerlo todo sola.
No necesitas cargar con el peso del mundo.
Pedir ayuda no te hace débil, te hace humana.
Reconocer que necesitas apoyo es un acto de amor propio, no un fracaso.
Rodéate de personas que sumen, que te recuerden que no tienes que ser perfecta.
Menos presión, más compasión.
🌿 4. Elige lo que realmente importa
No todo tiene que ser perfecto.
No todo tiene que salir ya.
Escoge lo esencial.
Deja lo demás para otro momento.
🌿 5. Celebra tus avances, aunque sean pequeños
No necesitas hacer todo a la vez.
Cada paso cuenta.
Agradece lo que ya has hecho, lo que ya has logrado, lo que ya eres.
🌿 6. Aprende a decirte: “Hoy, con lo que tengo, está bien”
Porque no siempre tendrás la misma energía.
Y está bien.
Porque no siempre podrás ser la más disciplinada.
Y está bien.
Porque no siempre te sentirás motivado.
Y está bien.
La vida no es una maratón de productividad
Crecer sí, mejorar sí, aprender sí…
Pero no a costa de perderte.
No a costa de olvidarte de ti.
Así que esta semana, te propongo algo:
Cuando sientas que no puedes más,
Cuando te entre el agobio,
Cuando el “tengo que” pese demasiado,
Dite:
“Una lloradita… y a seguir.”
Pero a seguir diferente.
Con más calma, con más amor, con más compasión hacia ti mismo.
Y ahora dime
🌿 ¿A quién quiero impresionar siendo el/la mejor en todo?
🌿 ¿Qué reconocimiento estoy buscando que no me estoy dando yo mismo?
🌿 ¿Qué pasaría si me permitiera no hacer nada hoy?
🌿 ¿Qué estoy haciendo solo por miedo a decepcionar?
Nos leemos el próximo domingo,
💛 Teresa
Qué necesario lo de saber hacer una pausa para Respirar y Redirigir, sin culpas. Gracias por la reflexión!
Debemos priorozarnos, hablarnos como lo hacemos cuando una amiga nos cuenta sus penas. No exigirnos, no juzgarnos. Sí, como tú dices más abrazarnos, más celebrarnos más premiarnos... De eso debería ir la vida ✨Gracias por ese precioso escrito