¿Cuántas veces has dicho sí cuando querías decir no?
Decir "no" y priorizarte NO es egoísta.
Desde pequeños, nos han enseñado que ser una “buena persona” significa estar siempre ahí para los demás.
Decir que sí. Acompañar. Ayudar. Atender.
Nos han vendido la idea de que priorizarnos es egoísta, de que pensar en nosotros antes que en los demás está mal.
Y así es como terminamos agotados, desbordados, desconectados de nuestras propias necesidades.
Porque cuando todo gira en torno a lo que los demás necesitan, ¿qué pasa con lo que necesitas tú?
Decir sí a todo tiene un precio
No nos damos cuenta, pero cada vez que decimos sí a algo que en el fondo no queremos hacer, estamos diciéndonos no a nosotros mismos.
No a nuestro descanso.
No a nuestro tiempo.
No a nuestras prioridades.
Y con el tiempo, esto se acumula.
Empezamos a sentirnos cansados, sin energía, irascibles.
Nos frustramos porque sentimos que damos, damos y damos, pero no recibimos lo mismo a cambio.
Nos decimos que “no pasa nada”, que ayudar a los demás es lo correcto.
Hasta que nos damos cuenta de algo:
La única persona responsable de poner límites, eres tú.
Y si no aprendes a decir no, nadie lo va a hacer por ti.
¿Por qué nos cuesta tanto decir no?
Vamos a hacer un ejercicio.
Piensa en la última vez que dijiste sí a algo cuando en realidad querías decir no.
Ahora di la verdad:
✔️ ¿Por qué no dijiste que no?
✔️ ¿Qué miedo apareció? ¿El miedo a decepcionar? ¿A que te juzgaran? ¿A parecer egoísta?
✔️ ¿Qué pasó después? ¿Cómo te sentiste?
Muchas veces, lo que nos frena no es la petición en sí, sino el miedo a lo que pasará si nos negamos.
Tememos ser rechazados, defraudar, ser vistos como “malas personas.”
Pero, ¿desde cuándo cuidar de ti mismo te convierte en mala persona?
¿No será al revés?
Priorizarte no es egoísta, es necesario
Aquí está la verdad que nadie nos enseñó: cuando tú estás bien, das lo mejor de ti. Cuando no, solo te desgastas.
Si siempre estás al servicio de los demás sin cuidar tu energía, llegará un momento en el que no te quede nada para dar.
Y cuando eso pasa, no ayudas a nadie. Y te pierdes a ti.
Por eso, decir no no es rechazar a los demás. Es elegirte a ti.
Y elegirte a ti no significa dejar de cuidar a los demás, sino no olvidarte de cuidarte a ti también.
Tampoco lo llevemos al extremo. No es no hacer nunca nada por nadie.
Es aprender a llevar todo en equilibrio.
Cómo empezar a decir no sin culpa
Si te cuesta poner límites, aquí van algunas claves para empezar:
🌱 Recuerda que tu tiempo y tu energía son importantes. No puedes estar disponible para todo el mundo todo el tiempo. Eso no te hace egoísta, te hace humano. ¿Cuánto estás dispuesto a proteger tu tiempo y energía sin sentirte culpable?
🌱 No tienes que dar explicaciones enredadas. Un simple “no puedo en este momento” es suficiente. No tienes que justificarte. ¿Te atreves a poner tus necesidades primero sin pedir perdón?
🌱 Haz pausas antes de responder. Si te piden algo y no estás seguro, para un momento antes de decir sí. Pregúntate: ¿realmente quiero hacer esto? ¿Me viene bien? ¿Cómo me voy a sentir mañana después de haberlo hecho?
🌱 Empieza con pequeños “no”. No hace falta que de un día para otro pongas límites con todo el mundo. Empieza por decir no en cosas pequeñas y ve ganando confianza. ¿Cuándo vas a decir no?
🌱 Aprende a soltar la culpa. No eres responsable de la reacción de los demás. Si alguien se molesta porque priorizas tu bienestar, quizás esa relación estaba basada en que siempre dijeras sí. ¿Qué es lo peor que puede pasar por decir “no”?
🌱 Rodéate de personas que respeten tus límites. Si alguien solo te valora cuando estás disponible para todo, es momento de preguntarte si esa relación es realmente sana. ¿Me quiere en su vida por lo que soy o por lo que doy?
Cada vez que dices no a lo que no te suma, estás diciendo sí a lo que de verdad importa.
Pregúntate esto:
Esta semana, cada vez que alguien te pida algo, antes de responder automáticamente, tómate un segundo y hazte esta pregunta:
🔹 ¿Estoy diciendo sí porque quiero, o porque me siento obligado?
Si la respuesta es la segunda… prueba a decir no.
Poner límites es incómodo al principio, lo sé. Incluso, asusta.
Pero con el tiempo, empiezas a notar algo: cuando dejas de complacer a todo el mundo, te sientes más libre, más ligero, más en paz.
Y te das cuenta de que decir “no”, no significa perder a los demás.
Significa empezar a ganarte a ti mismo.
Sí, hablo por experiencia propia. Aún no he conseguido decir “no” todas las veces que quiero, cuesta. Pero estoy en el camino de decirme “sí” a mi misma. Cada día un poco más cerca de mi mejor versión.
Ahora dime…
¿Qué es lo que más te cuesta rechazar?
Nos leemos el próximo domingo.
💛 Teresa
Totalmente cierto ✨ y sí me ha encantado.
Me ha encantado tu escrito ✨Así es Priorizarse es autocuidado, es amor incondicional y en ningún caso se trata de egoísmo. En mi caso decía a todo que sí, por ser demasiado autocomplaciente y los noes han supuesto perder personas en el camino. Pero la realidad era que no debían estar, eran relaciones poco equilibradas, así que aunque duele el resultado merece la pena. Te sientes más tú, más real, ligera, auténtica ✨