2V: La fórmula que nadie te enseñó
Vulnerabilidad no es debilidad. Es justo lo que necesitas para liberarte y conectar.
Este temazo me salió a mí en una sesión de coaching.
Una compi y yo estábamos haciendo prácticas juntas, y me salió, casi sin darme cuenta, que yo siempre quería ir de fuerte.
Que me costaba mostrarme. Soltarme. Ser.
Supongo que viene de que cuando era más pequeña y sufrí bullying.
Aprendí que ser bondadosa, sensible, buena… era debilidad.
Así que empecé a inclinarme por lo opuesto:
Ser fuerte.
Ser dura.
No necesitar a nadie.
Ir de extremo a extremo.
Y claro, eso pasa factura.
Porque sí, puedes aparentar que todo está bien. Puedes ser la que siempre tiene la sonrisa puesta (o la cara seria de “nada me afecta”), la que CASI nunca llora, la que tira para adelante aunque esté agotada.
Pero en el fondo…
Te desconectas de ti misma.
Te alejas de lo que realmente sientes.
Y llevas puesta una máscara que pesa demasiado. Agota.
Hoy quiero hablarte de eso: de lo que nos pasa cuando creemos que ser fuertes es ocultar lo que sentimos, y de cómo empezar a brillar vulnerable.
La falsa fortaleza
Nos enseñaron a ser fuertes.
A no quejarnos.
A no molestar.
A no mostrar emociones “incómodas”.
Y de tanto escuchar ese mensaje, muchos aprendimos a protegernos.
A construir un muro para que no nos hicieran daño.
Pero ese muro no solo bloquea el dolor.
También bloquea la alegría, la conexión, la ternura.
Nos endurece tanto que nos perdemos.
Y entonces vamos por la vida como si nada nos afectara.
Como si todo lo pudiéramos hacer solos. Como si sentir fuera un problema.
La realidad es que mostrarte no es debilidad.
Mostrarte es tener el coraje de decir:
“Esto soy yo. Con mis luces y mis sombras. Con mis miedos y mis sueños. Con mis heridas y mis ganas de vivir.”
Eso es fuerza de verdad.
La ecuación que lo cambia todo:
Vulnerabilidad = Valentía
Durante mucho tiempo nos han hecho creer lo contrario. Que ser vulnerables es exponernos. Que es peligroso. Que nos deja en desventaja.
Pero quiero que hoy te quedes con esto:
Mostrarte tal como eres no es de débiles. Es de valientes.
Porque hace falta muchísimo más coraje para decir “esto me duele”, “esto me asusta”, “no sé cómo hacerlo”…que para ponerte una máscara y fingir que todo está bien.
La verdadera fortaleza no está en aguantar sin pestañear.
Está en saber estar en medio del temblor.
En atreverte a decir lo que sientes, aunque la voz no salga.
En abrir el corazón, sabiendo que podrías salir herida, pero eligiendo aún así estar presente y auténtica.
Ahí es donde brillas.
Ahí es donde inspiras.
Ahí es donde empieza la transformación.
Así que si alguna vez te dijeron que ser sensible, emocional o vulnerable era una debilidad...
Hoy quiero que sepas esto con toda tu alma:
La vulnerabilidad es una forma de valentía.
Una de las más poderosas que existen.
Te dejo tres preguntas:
¿Cuándo fue la última vez que te mostraste tal y como eras, sin filtro?
¿Qué parte de ti estás escondiendo por miedo a que no sea aceptada?
¿Qué pasaría si hoy decidieras que no tienes nada que demostrar?
La vulnerabilidad es el puente
La vulnerabilidad es el lenguaje universal de lo humano.
Cuando eliges mostrarte tal cual eres, conectas de verdad con los demás.
Porque todos, en el fondo, tenemos miedo a no ser suficiente.
Todos nos sentimos solos a veces.
Todos hemos tenido momentos de duda, de dolor, de caída.
Y al abrirte, al contar tu historia, al dejar ver tu verdad…
Le das permiso al otro para hacer lo mismo.
Para que también se quite la máscara.
Para que se sienta menos solo.
La vulnerabilidad es el puente que nos une.
Es el espacio donde dejamos de competir y empezamos a compartir.
Cómo empezar a brillar vulnerable
🌿 1. Reconoce tu historia
Piensa en cuándo empezaste a esconderte.
En mi caso, fue por miedo a que me hicieran daño.
¿Y en el tuyo? ¿Qué aprendiste sobre mostrar emociones?
🌿 2. Nómbralo sin juicio
No necesitas cambiar todo de golpe.
Solo empieza por decir: “Esto es lo que siento.”
Ponle palabras. Escríbelo. Cuéntaselo a alguien.
🌿 3. Encuentra espacios seguros
No tienes que abrirte con todo el mundo.
Busca a esa persona con la que sabes que puedes ser tú.
O empieza por un diario, una nota de voz, un mensaje sincero.
🌿 4. Abraza tus imperfecciones
Deja de intentar ser perfecto.
Tu valor no está en lo que consigues, sino en lo que eres.
Cuando te atreves a ser tú, sin máscaras, es cuando empiezas a brillar.
🌿 5. Atrévete a ser honesto
La próxima vez que sientas que algo no va bien, no lo tapes.
Di: “Me siento inseguro. Me siento triste. Me siento emocionada.”
Esa honestidad contigo mismo es el primer paso para vivir de forma más auténtica.
🌿 6. Brillar vulnerable es un camino, no una meta
No es algo que logras un día y ya está.
Es una práctica constante.
Una elección diaria:
Mostrarte en tu humanidad, con tus luces y tus sombras.
Cuando eliges mostrarte, te liberas
La vulnerabilidad no te hace débil.
Te hace real.
Te hace humana.
Porque cuando te escondes, te encierras en una versión incompleta de ti misma.
Pero cuando eliges mostrarte, aunque dé miedo, aunque te tiemble la voz, aunque se te humedezcan los ojos…
Entonces empiezas a brillar.
Y esa luz —tu luz— es la que puede inspirar a otros a hacer lo mismo.
Y ahora dime…
¿Qué pasaría si te permites ser?
Yo estaré aquí, leyendo tu historia, si quieres compartirla.
Nos leemos el próximo domingo,
💛 Teresa